Iglesia Remanente

Salmo 101

       

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Salmo 101 (102)

Plegaria por la restauración de Jerusalén

1*Oración de un afligido que desfallece y derrama su angustia ante el Señor.

2*Escucha, Yahvé, mi oración,

y llegue a Ti mi clamor.

3No quieras esconderme tu rostro

en el día de mi desolación;

inclina hacia mí tu oído;

apresúrate a atenderme

en el día de mi llamado.

 

4*Porque mis días se desvanecen como el humo,

y mis huesos arden como fuego.

5*Abrasado, como la hierba,

se seca mi corazón;

me olvido de comer mi pan.

6A fuerza de gemir y llorar

se me pega la piel a los huesos.

 

7*Soy como el pelícano del desierto,

hecho semejante al búho entre las ruinas.

8No puedo conciliar el sueño, y me lamento

como el ave solitaria sobre el tejado:

9Mis enemigos me insultan sin cesar,

y los que se enfurecen contra mí,

toman mi nombre como imprecación.

 

10*Mi comida es ceniza en vez de pan,

y mezclo mi bebida con las lágrimas,

11*a causa, de tu indignación y tu furor,

porque me arrojaste

después de levantarme en alto.

12*Mis días son como la sombra que se alarga;

y, como la hierba, voy secándome,

 

13*mas Tú, Yahvé, permaneces siempre,

y tu Nombre es de generación en generación.

14*Tú te levantarás y serás propicio a Sión,

porque tiempo es ya de que te apiades de ella;

a llegado la hora.

15*Ya tus siervos aman sus piedras.

sienten compasión de sus ruinas.

 

16*Así, oh Yahvé, los gentiles

reverenciarán tu Nombre,

y tu gloria todos los reyes de la tierra,

17porque Yahvé habrá restaurado a Sión,

y Él se mostrará en su gloria.

18*Se volverá hacia la oración de los despojados,

y no despreciará sus ruegos.

 

19*Escríbase esto para la generación venidera,

para que el pueblo

que va a nacer alabe a Yah.

20Porque Yahvé se habrá inclinado

desde su excelso santuario,

desde el cielo habrá mirado a la tierra,

21*para escuchar el gemido de los cautivos

y librar a los destinados a la muerte,

22* a fin de que en Sión sea pregonado

el Nombre de Yahvé,

y en Jerusalén su alabanza,

23cuando allí se congreguen a una los pueblos

y los reinos, para servir a Yahvé.

 

24*Él quebrantó mis fuerzas a medio camino;

acortó mis días.

25Y yo clamo: Oh Dios mío,

no me quites de esta vida

en la mitad de mis días,

Tú, cuyos años duran

por todas las generaciones.

 

26*En el principio cimentaste la tierra,

y obra de tus manos es el cielo.

27*Ellos van pasando,

mas Tú permanecerás;

todo en ellos se envejece

como una vestidura;

Tú los mudarás

como quien cambia de vestido,

y quedarán cambiados.

28Mas Tú eres siempre el mismo,

y tus años no tienen fin.

29*Los hijos de tus siervos morarán seguros,

y su posteridad será estable delante de Ti.



* 1 ss. El salmista empieza formulando un lamento individual, para aplicarlo después como una honda y vigorosa expresión del dolor de Israel y entonar “un canto profético a la restauración de Sión y a la conversión de los gentiles al culto del Dios verdadero” (Ubach). De ahí que algunos supongan que los versículos 14-23 formaban un Salmo distinto. Pero ‘esta división no parece ser necesaria’ (Salterio Romano), y en otros textos vemos igual sistema usado por David, Isaías, etc. (cf. Salmos 9 a, 1; 105, 4; 130, 3; Isaías 63, 15). Este Salmo es colocado por la Liturgia entre los penitenciales porque todos podemos aplicarnos su impetración, pero su alcance es mesiánico (cf. versículo 26 y nota), y las profecías grandiosas que contiene muestran que, muy por encima de la vuelta de Babilonia, se contempla, como en los Salmos 92-99, la nueva Alianza prometida al pueblo escogido de Dios. Cf. Salmos 64, 6; 71, 11; 84, 1; 95, 5; Hebreos 8, 8 ss. y notas.

* 2. La Iglesia ha adoptado esta invocación en sus preces litúrgicas.

* 4. Véase la gran profecía de Ezequiel (capítulo 37) que anuncia la resurrección de esos huesos. Sobre las expresiones que usa el salmista; cf. Salmos 36, 20; 47, 3.

* 5 s. La piel se pega a los huesos por la flacura (cf. Job 19, 20), es decir, no precisamente por los gemidos sino porque éstos lo hacen olvidarse del alimento. Si este olvido ha secado el corazón, es que no se trata sólo de comida, sino del pan de la Palabra de Dios, cuyo abandono tanto reprocharon a Israel los profetas (cf. Salmo 80, 12; Jeremías 7, 22 s.; 15, 16; Lucas 4, 4; Juan 5, 47). Hay también en todo el cántico muchas reminiscencias de antiguos Salmos, especialmente del 21, del 68 y del 78 (Fillion).

* 7. Pelicano: Véase Isaías 34, 11; Sofonías. 2, 14. El búho es pájaro que habita en las ruinas. Cf. Isaías 14, 22.

* 10. La ceniza es símbolo de dolor y de duelo. Cf. Job 42, 6; Salmos 41, 4; 79, 6; Ezequiel 27, 30.

* 11. Después de levantarme: Aquí comenzamos a ver que las miserias que lamenta el salmista ‘no son las suyas personales sino las del pueblo’ (Nácar-Colunga), esas que aun vemos en Israel, tanto más dolorosas cuanto mayor fue la altura de donde cayó.

* 12. En Salmos 108, 23; 143, 4, etc., vemos que estas expresiones son familiares a David en sus Salmos.

* 13. Tú permaneces (cf. Salmos 9 a, 8; 134, 13; Lamentaciones 5, 19). “En medio de su depresión y angustia es consolado por el pensamiento del eterno e inmutable Dios, que no puede fallar en sus promesas hechas a Israel por los profetas (cf. Isaías capítulos 30 y 49; Jeremías capítulos 25, 29, 30 y 31). Todavía restaurará Él a Sión para alabanza y gloria de su Nombre en las futuras generaciones” (Callan).

* 14. Empieza aquí la “oración ardiente por el pronto restablecimiento de Sión y previsión segura del reino mesiánico universal” (Calès). Cf. Salmo 117, 13; Isaías capítulos 40 ss.; Lucas 1, 54 s.; Romanos 15, 8; Mateo 23, 39; Hechos 3, 20 ss.

* 15. Ya tus siervos aman sus piedras (así también Vaccari). Un escritor moderno se refiere a este pasaje para compararlo con el ansia actual de los israelitas por volver a Palestina, considerando este hecho como un raro indicio providencial de su futura conversión; pues, dice, este deseo ‘ya no augura una liberación como en la salida del cautiverio babilónico, sino un esfuerzo doloroso por ocupar de nuevo palmo a palmo la tierra prometida, y tiene que ser muy intensa su pasión para que, aun sin fe religiosa en muchos de ellos, se mantenga hasta arriesgar la vida frente a dificultades humanamente insalvables’.

* 16 s. Admirable promesa mesiánica: todos los pueblos y reyes adorarán al verdadero Dios. Esto no se cumplió en el regreso de Babilonia (Salmo 95, 1 y nota); está vinculado, como expresa Sto. Tomás, a la conversión de Israel. “La gloria divina está interesada en la restauración de Israel. Naciones y reyes temerán y honrarán a Yahvé cuando comprueben que Él ha reedificado a Sión y ha desplegado su magnificencia; que ha escuchado la plegaria de aquellos a quienes los enemigos habían despojado y que parecían perdidos sin esperanza” (Calès). Cf. Deuteronomio 4, 30; Salmos 64, 6; 71, 11 y notas; Romanos 11, 25-32; Isaías 60, 22. “Según una de las más grandiosas ideas de los profetas, la restauración de Israel tendrá por coronamiento la conversión de las naciones. Así se establecerá el reino de Dios sobre la tierra” (Desnoyers). La misma idea expresa Bover-Cantera y la llama “tradición”. Cf. versículo 23; Salmos 95, 3; 125, 2; Romanos 11, 12; Ezequiel 37, 28; Isaías 60. 3 ss., etc. Él se mostrará en su gloria (versículo 17): Cf. Salmo 83, 8; Mateo 24, 30; Apocalipsis 1, 7.

* 18. La oración humilde será irresistible para Dios. Cf. Isaías 48, 10; Sofonías. 3, 13; Salmos 89, 15; 118, 71; Esdras 9, 15; Nehemías 9, 33; Daniel 3, 28-31; 9, 7, etc.

* 19 s. Cf. Salmo 21, 31 s. Se habrá inclinado, etc. (versículo 20): Así también Calès y otros, de acuerdo con el contexto.

* 21. El auxilio vendrá en el máximum de la humillación, pobreza y persecución. Cf. versículo 18; Salmos 17, 28; 43, 12 y Salmos 78, 79 y 82, citados todos en la Misa “contra paganos”.

* 22 s. Cf. Salmo 64, 2 y nota. “Todos los pueblos y todos los príncipes tienen más interés de lo que piensan en la vuelta de Israel. Nadie ignorará lo que serán los últimos judíos. Su celo será igual a sus luces… y se puede conjeturar lo que harán cuando toda la nación se convierta, por el cambio prodigioso que unos pocos, reservados por la gracia, produjeron en el mundo al principio del Evangelio” (Anónimo francés del siglo XVIII).

* 24 s. El salmista vuelve a su tono plañidero de los versículos 4-12 y, dirigiendo de nuevo su mirada al estado miserable de Israel, pide a Dios una demora que le permita presenciar la restauración de la nación y de Sión (Ubach). Cf. Salmos 88, 48; 105, 4 y notas; Tobías 13, 20.

* 26. San Pablo nos enseña que estas palabras de Dios son dirigidas a Cristo para anunciarle su triunfo (Hebreos 1, 10-12).

* 27. Tú los mudarás: “Se entrevé aquí una escatología cósmica junto a la escatología mesiánica” (Calès). Cf. II Pedro 3, 10-13; Isaías 65, 17 ss.; Salmos 103, 5; 118, 90.

* 29. Leamos y digamos en unión de espíritu apostólico la magnífica oración de Eclesiástico 36, que la Iglesia recoge en la Misa por la propagación de la Fe y en la cual Israel, después de pedir la conversión de los gentiles, nuestros antepasados (versículos 1-5), ruega también (versículos 13-19) por el cumplimiento de estas profecías relativas a su propia santificación (Salmo 117, 25 y nota; Isaías 60, 10-22; Jeremías 3, 17-20; Ezequiel 11, 17-19; 36, 22-31; 37, 21-28; Oseas 2, 14-24; 3, 4-5).