LaSantaBiblia.com.ar

Ester 16

     

1 2 3 4 5 6 7
8 9 10 11 12 13 14
15 16          

 

Segundo edicto del rey

1* “El grande Artajerjes, rey desde la India hasta Etiopía, a los gobernadores y príncipes de las ciento veinte y siete provincias que están sujetas a nuestro imperio, salud. 2Muchos en su soberbia han abusado de la bondad de los príncipes y de los honores que se les han conferido, 3y no sólo procuran oprimir a los súbditos de los reyes, sino que, incapaces de mantener la gloria recibida, maquinan asechanzas contra los que se la dieron. 4*Y no se contentan con ser ingratos a los beneficios, y con violar en sí mismos los derechos de la humanidad, sino que creen también poder escapar al juicio de Dios que todo lo ve. 5Han llegado a tal punto de locura, que con ardides y mentiras intentan derribar a los que cumplen exactamente los cargos a ellos confiados y se portan en todo de tal manera, que se hacen dignos del común aplauso. 6Con sus astutas mentiras engañan los oídos sencillos de los príncipes, que juzgan a los otros por su propio natural. 7Lo cual se comprueba no sólo por las historias antiguas, sino también por lo que sucede cada día, (es decir) que por las malas sugestiones de algunos se pervierten las buenas inclinaciones de los reyes. 8Por eso es preciso proveer a la paz de todas las provincias; 9*y por tanto no debéis creer que si damos contraórdenes, proviene esto de ligereza de ánimo, sino que tomamos tales resoluciones con arreglo al bien del estado, conforme a la condición y necesidad de los tiempos.

10Para que mejor entendáis lo que decimos: Amán, hijo de Amadati, macedonio de corazón y de origen, extraño de la raza de los persas y despreciador cruel de nuestra bondad, extranjero como era, fue acogido por Nos, 11y alcanzó nuestra benevolencia en tanto grado, que era apellidado nuestro padre, y venerado de todos como el segundo después del rey. 12Este se infatuó de tanta arrogancia, que intentó privarnos del reino y de la vida. 13Pues con nuevos y nunca oídos engaños maquinaba la muerte de Mardoqueo, a cuya lealtad y buenos servicios debemos la vida, y de Ester, consorte de nuestro reino, y de toda su nación. 14Pensaba, quitada la vida a éstos, armarnos asechanzas, después de habernos aislado, y trasladar a los macedonios el reino de los persas. 15*Pero no hemos hallado la menor culpa en los judíos, a los cuales había destinado a la muerte el peor de los hombres. Al contrario, ellos viven según leyes justas, 16y son hijos del Dios altísimo, máximo y siempre viviente, por cuyo beneficio fue dado el reino a nuestros padres y a Nos y conservado hasta el día de hoy.

17Por tanto sabed que son nulas las cartas que él expidió en nuestro nombre. 18Por esta maldad así él, que la fraguó, como toda su parentela, están colgados en patíbulos a las puertas de esta ciudad de Susa, no siendo nosotros, sino Dios, el que le ha dado su merecido. 19*Este edicto, que ahora enviamos, publíquese en todas las ciudades, para que sea permitido a los judíos vivir según sus leyes; 20y vosotros debéis prestarles auxilio, a fin de que el día trece del duodécimo mes llamado Adar, puedan dar muerte a aquellos que estén preparados para acabar con ellos; 21pues este día de aflicción y de llanto, el Dios Todopoderoso lo convirtió en día de gozo. 22Por esto contaréis también vosotros este día entre los demás días festivos; y lo celebraréis con toda suerte de regocijos, para que se sepa en los tiempos venideros 23que todos los que obedecen lealmente a los persas reciben la recompensa digna de su lealtad, mientras que los conspiradores contra su reino perecen por su crimen.

24Toda provincia y toda ciudad, que no quisiere tener parte en esta solemnidad, perezca a cuchillo y a fuego, y sea de tal manera arrasada, que quede para siempre intransitable, no sólo a los nombres, sino aun a las fieras, para escarmiento de los despreciadores y desobedientes.”



* 1. Éste capítulo pertenece al capítulo 8, después del v. 13. El edicto es un modelo de sabiduría política. En vez de Artajerjes léase Jerjes (Asuero). Véase 1, 1 y nota.

* 4. “No hay nación que haya puesto más su honor en agradecer los beneficios, ni que haya demostrado más horror hacia la ingratitud, que los persas” (Calmet).

* 9 ss. Este pasaje se refiere al edicto de Amán y a la contraorden dada después de la muerte de aquél.

* 15 s. Precioso elogio de Israel y de su Dios, en boca de un rey extraño (cf. Esdras 1, 3; 7, 21; Daniel 6, 26 ss.). Habla de sus padres porque Ciro debió su realeza al Dios de los judíos (Isaías 45, 1) y así lo reconoció él mismo (Esdras 1, 1),

* 19. Véase igual concesión en Esdras 7, 25 s.