| Deuteronomio 15 | 
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| 29 | 30 | 31 | 32 | 33 | 34 | 
					
					El 
					año de remisión
					
					1*Al 
					cabo de siete años harás remisión. 2He aquí en 
					qué consiste la remisión: Todo acreedor remitirá lo que haya 
					prestado a su prójimo; no lo exigirá a su prójimo, esto es, 
					su hermano, una vez publicada la remisión de Yahvé. 3Podrás 
					exigirlo a un extranjero, pero lo que tu hermano tiene de lo 
					tuyo, se lo remitirás; 4*para 
					que no haya en medio de ti menesteroso alguno, pues Yahvé te 
					bendecirá abundantemente en la tierra que Yahvé, tu Dios, te 
					dará en propiedad hereditaria, 5con tal que oigas 
					cuidadosamente la voz de Yahvé, tu Dios, empeñándote en 
					cumplir todos estos mandamientos que hoy te prescribo. 
					6*Porque 
					Yahvé, tu Dios, te bendecirá como te ha dicho, tú prestarás 
					a muchas naciones, mas no pedirás prestado; dominarás a 
					muchos pueblos, y ellos no te dominarán a ti. 
					
					Obligación de socorrer a los pobres
					
					7Cuando 
					hubiere en medio de ti un pobre de entre tus hermanos, en 
					una de tus ciudades, en la tierra que Yahvé, tu Dios, te 
					dará, no endurezcas tu corazón, ni cierres tu mano contra tu 
					hermano pobre; 8*sino 
					ábrele tu mano y préstale lo suficiente para satisfacer la 
					necesidad que le oprime. 9Ten cuidado, no sea que 
					se levante en tu corazón el perverso pensamiento: ‘Se va 
					acercando el año séptimo, el año de la remisión’; y tu ojo 
					sea malo para con tu hermano indigente, de modo que no le 
					des nada; pues si él clama contra ti a Yahvé, tú te acarreas 
					pecado. 10Dale sin falta, y al darle no debe 
					dolerte el corazón; porque a raíz de esto te bendecirá 
					Yahvé, tu Dios, en todas tus obras y en todo aquello que 
					emprendas. 11*Porque 
					nunca dejará de haber pobres en el país, por lo cual yo te 
					mando diciendo: Abre tu mano a tu hermano, es decir, a tu 
					pobre y a tu necesitado en tu tierra. 
					Los 
					esclavos
					
					12*Cuando 
					uno de tus hermanos, hebreo o hebrea, te fuere vendido, te 
					sirva seis años, y al séptimo le despedirás libre de tu 
					lado. 13Y al despedirle libre de tu lado no le 
					dejarás ir con las manos vacías; 14antes al 
					contrario le darás liberalmente de tu rebaño, de tu era y de 
					tu lagar; le darás de aquello con que Yahvé, tu Dios, te ha 
					bendecido. 15Acuérdate de que tú fuiste siervo en 
					la tierra de Egipto y que Yahvé, tu Dios, te puso en 
					libertad; por eso te doy ahora este mandato. 16Mas 
					si te dijere: “No quiero salir de tu casa”, por cuanto te 
					ama a ti y a tu casa, porque le va bien contigo, 17tomarás 
					una lezna y horadarás su oreja contra la puerta, y será 
					esclavo tuyo para siempre. Lo mismo harás con tu esclava.
					18No te parezca duro a tus ojos darle por libre; 
					pues sirviéndote seis años te ha ahorrado el salario de dos 
					jornaleros, y Yahvé, tu Dios, te bendecirá en cuanto hagas. 
					Los 
					primerizos
					
					19*Consagrarás 
					a Yahvé, tu Dios, todo primerizo que naciere de tus vacas y 
					de tus ovejas; no trabajarás con el primerizo de tu vaca, ni 
					esquilarás el primer nacido de tus ovejas: 20Los 
					comerás, cada año, tú y tu casa, delante de Yahvé, tu Dios, 
					en el lugar escogido por .Yahvé. 21Pero si hay en 
					él alguna tacha, si es cojo o ciego, o tiene otro defecto 
					grave, no se lo ofrecerás en sacrificio a Yahvé, tu Dios;
					22sino que lo comerás dentro de tus puertas, sin 
					hacer distinción entre el impuro y el limpio, así como se 
					come la gacela y el ciervo. 23*Pero 
					no comerás su sangre, la cual derramarás sobre la tierra 
					como agua.  
							
							
							
							
							* 
							I. Cf. Levítico 25, 2 ss. y nota. Según algunos, la 
							remisión de las deudas en el año sabático no era 
							completa, sino sólo un aplazamiento de pago. A tal 
							interpretación se opone el versículo 9, que muestra 
							el espíritu de esta admirable institución, que es de 
							una transcendencia social incalculable, cuya 
							sabiduría no ha sido alcanzada después por pueblo 
							alguno. 
							
							
							
							
							* 
							4. ¡Cuán lejos de eso está hoy la humanidad, 
							orgullosa de su progreso técnico y material! Sólo en 
							los tiempos apostólicos se llegó a esto, como fruto 
							del Evangelio plenamente vivido (Hechos de los 
							Apóstoles 4, 32-37). Véase versículo 11 y nota. 
							
							
							
							
							* 
							6. Prestarás a 
							muchas naciones: Cf. 28, 12. donde igualmente se 
							agrega que la promesa es condicional. Nácar-Colunga 
							pone aquí la siguiente nota: “Podría alguien pensar 
							que con estas palabras se autoriza a los hebreos 
							para ejercer la usura con los extranjeros. No hay 
							tal. Este versículo promete la bendición de Dios a 
							Israel por la observancia de la Ley, y el autor 
							sagrado da a esa bendición la forma acomodada a las 
							circunstancias, que aquí son las de los versículos 
							anteriores. Es lo que observamos en los profetas con 
							las bendiciones mesiánicas, que toman infinitas 
							formas de expresión, según las circunstancias en que 
							se halla el profeta (28, 12, 44; Isaías 23, 17 s.; 
							60, 6 ss.; Ageo 2, 8). 
							
							
							
							
							* 
							8. Véase Mateo 5. 42; Lucas 6, 34-35. 
							
							
							
							
							* 
							11. Trasciende aquí maravillosamente la economía 
							divina que permite que siempre haya pobres, para que 
							no nos falte la ocasión de abrir la mano y cumplir 
							el gran mandamiento del amor al prójimo. También 
							Jesús afirma que siempre habrá pobres (Mateo 26,11); 
							y para estimularnos a socorrerles se identifica Él 
							mismo con ellos (Mateo 25, 34 ss.). 
							
							
							
							
							* 
							12 ss. Otra conquista de progreso social, mayor que 
							las leyes de jubilaciones y pensiones de hoy, porque 
							estaba fundada en la caridad de Dios. Cf. Éxodo 21, 
							2; Levítico 25, 13 ss.; Jeremías 34, 14 y nota. 
							
							
							
							
							* 
							19. Según Números 18, 15 ss., los primogénitos del 
							ganado pertenecían a Dios, y parte de ellos a los 
							sacerdotes. Moisés adapta esta ley a nuevas 
							circunstancias, extensión del país, etc., indicando 
							las normas, según las cuales tendrán que consagrar a 
							los primerizos. 
							
							
							
							
							* 
							23. No comerás 
							su sangre: Cf. 12, 16 y nota. 
 
 
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