Iglesia Remanente

Tobías 8

   

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Conjuración del demonio

1Acabada la cena, condujeron al joven al aposento de la esposa. 2Entonces Tobías, acordándose de las advertencias del ángel, sacó de su alforja un pedazo del hígado, y lo puso sobre unos carbones encendidos. 3*Con eso el ángel Rafael apresó al demonio y le confinó en el desierto del Egipto superior.

4*Tobías, por su parte, exhortó a la doncella, y le dijo: “Levántate, Sara, y hagamos oración a Dios hoy y mañana y pasado mañana; porque estas tres noches nos uniremos con Dios, y pasada la tercera noche haremos vida maridable; 5*pues somos hijos de santos, y no podemos unirnos a manera de los gentiles, que no conocen a Dios.” 6Y levantándose juntos, oraban ambos a una, para que les fuese dada salud. 7Dijo Tobías: “Oh Señor Dios de nuestros padres, te bendigan los cielos y la tierra, el mar, las fuentes, los ríos y todas tus creaturas que hay en ellos. 8Tú formaste a Adán del lodo de la tierra, y le diste a Eva para que le ayudase. 9Ahora pues, Señor, Tú sabes que no llevado por lujuria tomo a esta mi hermana por esposa, sino por el solo deseo de tener hijos en los que sea bendito tu nombre por los siglos de los siglos.” 10También Sara oró: “Ten misericordia de nosotros, oh Señor, ten misericordia de nosotros, para que ambos a dos lleguemos sanos a la vejez.”

Salvación milagrosa de los esposos

11A la hora del canto del gallo Ragüel mandó llamar a sus criados, y fueron con él a abrir una sepultura. 12Pues se decía: “Le habrá sucedido probablemente lo mismo que a los otros siete maridos que entraron a ella.” 13Preparada la fosa, volvió Ragüel a casa, y dijo a su mujer: 14 “Envía una de tus criadas a ver si ha muerto, para enterrarlo antes que amanezca.” 15Envió ella a una de sus criadas; la cual entrando en el aposento, los halló sanos y salvos, durmiendo ambos igualmente. 16VoIvió a dar la buena noticia, y tanto Ragüel como Ana, su mujer, alabaron a Dios, 17y dijeron: “Te alabamos, Señor Dios de Israel, porque no ha sucedido lo que pensábamos. 18Pues nos has mostrado tu misericordia, echando de nosotros al enemigo que nos perseguía. 19*Has tenido compasión de los dos (hijos) únicos. Haz, Señor, que te bendigan ellos más y más, y te ofrezcan un sacrificio de alabanza por su salud, para que conozca el mundo entero, que Tú solo eres Dios en toda la tierra.” 20Al instante mandó Ragüel a sus siervos que antes que amaneciese rellenasen la fosa que habían abierto.

El convite de bodas

21*Y dijo a su mujer que preparase un convite y dispusiese todas las provisiones necesarias como para los que emprenden viaje. 22Hizo también matar dos vacas gordas y cuatro carneros, y mandó que fuesen convidados todos sus vecinos y todos sus amigos. 23Y Ragüel hizo jurar a Tobías que se quedaría en su casa dos semanas más. 24De todo lo que poseía Ragüel dio la mitad a Tobías, e hizo escritura, para que la otra mitad, luego de muertos él y su mujer, fuese propiedad de Tobías.



* 3. “Desterrar al demonio, dice San Agustín, no significa otra cosa que impedirle Dios el tentar y seducir a los hombres.” Sobre este pasaje dice Nácar-Colunga: “Estas metáforas tienen, sin duda, un origen anterior. Así, por ejemplo, los egipcios y babilonios decían que los espíritus malos gustaban de morar en los desiertos.” También los judíos creían que el desierto estaba poblado de demonios: los Seirim (cf. Levítico 17, 7; II Paralipómenos 11, 15; Isaías 13, 21; 34, 14) y Asasel (Levítico 16, 8, texto hebreo). El mismo Jesucristo habla de los “lugares áridos”, por los cuales andan los espíritus inmundos (Mateo 12, 43). Cf. Baruc 4, 35; Apocalipsis 18, 2.

* 4. Véase 6, 18 y nota. Hay aquí un ejemplo de tan alta belleza, y un acto de tal valor sobrenatural, que hará meditar a muchos futuros esposos sobre el verdadero privilegio que significaría imitarlo. No es pagar demasiado caro un recuerdo sublime para toda la vida y una verdadera garantía de felicidad conyugal.

* 5 ss. ¡Ojalá puedan decir lo mismo todos los cristianos! La Iglesia tiene una bellísima Misa de Esponsales, en la cual implora sobre los contrayentes las más preciosas bendiciones de Dios para ellos y su posteridad, usando varios textos de este sagrado libro. Desgraciadamente son muy pocos los que aprovechan este privilegio, y prefieren casarse sin misa, por la tarde, o por la noche. En esos actos, sin oración de los contrayentes ni de los demás por ellos, suele profanarse el matrimonio convirtiéndolo en un asunto exclusivamente mundano. ¿Cómo se quiere luego que Dios bendiga los hogares?

* 19. Introito de la Misa de Esponsales. Véase 7, 15; 9, 11.

* 21. Los versículos 21 y 22 no se leen en la versión griega.