Números 22 |
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36 |
V.
En las campiñas de Moab
Balac y Balaam
1Partieron
los hijos de Israel y acamparon en las llanuras de Moab, al
otro lado del Jordán, frente a Jericó. 2*Balac,
hijo de Sefor, supo todo lo que Israel había hecho a los
amorreos, 3y se atemorizó Moab grandemente frente
al pueblo tan numeroso y perdió el ánimo ante los hijos de
Israel. 4Por lo cual dijo Moab a los ancianos de
Madián: “Ahora esta multitud devorará todos nuestros
contornos a la manera del buey que devora la hierba del
campo.” Balac, hijo de Sefor, era a la sazón rey de Moab.
5Envió, pues, mensajeros a Balaam, hijo de Beor,
a Petor, que está junto al Río en la tierra de los hijos de
su pueblo, para llamarle, diciendo: “He aquí un pueblo que
ha salido de Egipto y que cubre la faz de la tierra; está
acampado frente a mí. 6Ven, te ruego, y maldíceme
a este pueblo, porque es demasiado fuerte para mí; quizás
así logre yo derrotarlo y arrojarlo del país: porque sé que
es bendito aquel a quien tú bendijeres, y maldito aquel a
quien tú maldijeres.”
7*Fueron
los ancianos de Moab y los ancianos de Madián, llevando en
sus manos el estipendio de mago, y llegados a Balaam, le
refirieron las palabras de Balac. 8Él les
contestó: “Pasad la noche aquí, y os responderé según me
diga Yahvé.” Se quedaron, pues, los príncipes de Moab con
Balaam. 9Y vino Dios a Balaam y le dijo:
“¿Quiénes son estos hombres que están contigo?” 10Balaam
respondió a Dios: “Balac, hijo de Sefor, rey de Moab, ha
enviado a decirme: 11He aquí un pueblo que ha
salido de Egipto y que cubre la faz de la tierra. Ven, por
lo tanto, y maldícemelo; quizás así podré combatirlo y
rechazarlo.” 12Y dijo Dios a Balaam: “No vayas
con ellos, ni maldigas a ese pueblo, porque es bendito.”
13Se levantó, pues, Balaam por la mañana, y dijo
a los príncipes de Balac: “Volveos a vuestra tierra, porque
Yahvé no quiere dejarme ir con vosotros”. 14Y se
levantaron los príncipes de Moab, y regresados a Balac le
dijeron: “Balaam no quiere venir con nosotros.”
15Entonces
Balac envió de nuevo otros príncipes a Balaam, en mayor
número y más distinguidos que los anteriores; 16los
cuales llegados a Balaam le dijeron: “Así dice Balac, hijo
de Sefor: Te ruego no dejes apartarte de venir a mí; 17que
yo te colmaré de honores, y haré todo lo que me digas, con
tal que vengas y me maldigas a esta gente.” 18Mas
Balaam respondió y dijo a los siervos de Balac: “Aunque
Balac me diese tanta plata y oro como cabe en su casa no
puedo desoír la palabra de Yahvé, mi Dios, haciendo
(algo contrario), sea cosa chica, sea grande. 19Quedaos
pues aquí esta noche, vosotros también, para que yo sepa qué
más me diga Yahvé.” 20Y vino Dios de noche a
Balaam y le dijo: “Si estos hombres han venido a llamarte,
levántate y vete con ellos, pero harás solamente lo que Yo
te dijere.” 21Y se levantó Balaam a la mañana,
aparejó su asna, y marchó con los príncipes de Moab.
22*Sin
embargo se encendió la ira de Dios al emprender Balaam
viaje, y el Ángel de Yahvé se puso en el camino para
cerrarle el paso. Iba Balaam montado sobre su asna, y le
acompañaban dos de sus siervos. 23Cuando la burra
vio al Ángel de Yahvé parado en el camino, con su espada
desenvainada en la mano, se desvió del camino, andando por
el campo; y Balaam le dio golpes para volverla al camino.
24Entonces el Ángel de Yahvé se apostó en una
hondonada entre las viñas, con un muro de un lado y un muro
del otro. 25Al ver la burra al Ángel de Yahvé se
arrimó al muro y apretó el pie de Balaam contra la pared, el
cual volvió a pegarla. 26Una vez más se adelantó
el Ángel de Yahvé y se puso en un sitio estrecho donde no
había espacio para desviarse ni a la derecha ni a la
izquierda. 27Entonces al ver la burra al Ángel de
Yahvé, se echó en tierra debajo de Balaam, el cual
enfurecido la pegó con el bastón. 28*Mas
Dios abrió la boca de la burra, la cual dijo a Balaam: “¿Qué
te he hecho para que me pegues ya por tercera vez?” 29Balaam
respondió a la burra: “Porque haces burla de mí. ¡Ojalá
tuviera yo una espada, que ahora mismo te mataría!” 30Replicó
la burra a Balaam: “¿No soy yo tu asna, en que has cabalgado
siempre desde que yo soy tuya hasta hoy? ¿Por ventura he
hecho yo contigo jamás cosa semejante?” Y él respondió:
“No”.
31Entonces
Yahvé abrió los ojos de Balaam, de modo que vio al Ángel de
Yahvé parado en el camino con la espada desenvainada en la
mano; e inclinándose se prosternó sobre su rostro. 32Y
le dijo el Ángel de Yahvé: “¿Por qué has pegado a tu asna
estas tres veces? He aquí que yo he salido para cerrarte el
camino, pues tu viaje es perverso delante de mí. 33Me
vio la burra y se desvió delante de mí estas tres veces. Si
no se hubiera desviado de mi presencia, te habría matado a
ti, y a ella la abría dejado con vida.” 34Dijo
entonces Balaam al Ángel de Yahvé: “He pecado; porque no
sabía que tú te habías apostado contra mí en el camino. Si
la cosa te parece mal, ahora mismo me volveré.” 35El
Ángel de Yahvé respondió a Balaam: “Ve con estos hombres;
pero habla solamente lo que yo te dijere.” Se fue, pues,
Balaam con los príncipes de Balac.
36*Cuando
Balac supo que venía Balaam, le salió al encuentro hasta
Ir-Moab, situada en el límite del Arnón, en el extremo de la
frontera. 37Y dijo Balac a Balaam: “¿Acaso no he
enviado a llamarte? ¿Por qué no viniste a mí? ¿Crees tal vez
que yo no soy capaz de recompensarte?” 38Respondió
Balaam a Balac: “Heme aquí, he venido a ti; pero ¿podré yo
acaso decir algo? No te diré otra palabra sino la que Dios
pusiere en mi boca.” 39*Y
se marchó Balaam con Balac, y llegaron a Kiryat-Husot.
40Y sacrificó Balac bueyes y ovejas para hacer
presentes a Balaam y a los príncipes que le acompañaban.
41*
Al
día siguiente tomó Balac a Balaam y le hizo subir a
Bamot-Baal, desde donde podía divisar la parte extrema del
pueblo.
*
2 ss. Balac,
rey de Moab, renuncia a la resistencia activa y
busca, en unión con los madianitas, vecinos de su
país (v. 4), otro remedio para deshacerse de los
israelitas. Recurre a la magia, que estaba muy en
boga entre los pueblos paganos. Envió una embajada
al más famoso mago que conocía y que vivía junto al
Rio (v. 5), es decir, en la región del Éufrates. Su
nombre era
Balaam. Balaam temía a Yahvé, como se ve por el
versículo 8, y tal vez también los prodigios que
Yahvé hiciera en favor de su pueblo. Lo cierto es
que sus vaticinios sobre Israel fueron inspirados
por Dios. Santo Tomás toma a Balaam por profeta del
demonio, mas añade que éstos no siempre hablan por
revelación de los demonios, sino que algunas veces
por revelación divina. Véase 24, 14 y nota. Balaam
es el prototipo de los falsos profetas y
predicadores que juran no decir otra cosa que la
palabra de Dios, mas en realidad no se distinguen
del mundo contrario a Dios, buscan su propia ventaja
y dan consejos (cf. 31, 16) que pervierten a las
almas rectas. A pesar de haber sido prevenido dos
veces (v. 12 y 20) por el mismo Yahvé, Balaam no se
sometió interiormente a la voluntad de Dios, sino
que bendijo a Israel de mala gana porque temía la
espada del ángel que le había amenazado en el
camino. San Pedro se refiere a este profeta al
hablar de la codicia de los falsos maestros y
predicadores que “con halagos atraen las almas
superficiales y su corazón está versado en la
codicia; son hijos de la maldición que, dejando el
camino derecho, se han extraviado para seguir el
camino de Balaam, hijo de Beor, que amó el salario
de la iniquidad” (II Pedro 2, 14 s.). Cf. Judas 11 y
Apocalipsis 2, 14 y notas.
*
7. El
estipendio de mago: lo que se daba a los magos
en recompensa de sus conjuros. Balac no escatimaba
los regalos, puesto que una maldición eficaz hubiera
librado a él y a su pueblo.
*
22. El Ángel
de Yahvé: o el mismo Yahvé, como en Génesis 32,
24, o, según Orígenes el Arcángel San Miguel,
protector del pueblo de Israel (Daniel 10, 13 y 12,
1).
*
28. SI texto no permite dudar de que se trataba de
un suceso milagroso. Si un ser irracional se pone a
hablar es por obra de Dios, quien de esta manera
confunde el soberbio entendimiento de los hombres.
Por esto dice San Pedro que el animal hablando en
voz humana, reprimió la locura del profeta (II Pedro
2, 16); y San Agustín observa que el milagro no
consistió en que Dios diese entendimiento a un
animal, sino en que por boca de éste hizo oír a
Balaam de una manera comprensible lo que quería
decirle.
*
36. Ir-Moab,
o Ar-Moab (cf. 21, 28; Deuteronomio 2, 9 y 18). La
Vulgata traduce:
una ciudad de
Moab, lo cual corresponde al sentido etimológico
del nombre de la ciudad.
*
39.
Kiryat-Husot: También este nombre ha sido
traducido por San Jerónimo según la etimología:
la ciudad que
estaba en los últimos términos de su reino.
*
41.
Bamot-Baal, o sea alturas de Baal, un monte no
lejano del Fasga (21, 19 s.).
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