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					Baruc  | 
				
						
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							1*Por 
							los pecados que habéis cometido delante de Dios, 
							seréis llevados cautivos a Babilonia por 
							Nabucodonosor, rey de los babilonios. 2*Llegados 
							a Babilonia, permaneceréis allí muchos años y un 
							largo tiempo, hasta siete generaciones; después de 
							lo cual os sacaré de allí en paz. 3Ahora 
							bien, en Babilonia veréis dioses de oro, de plata, 
							de piedra y de madera, llevados en hombros, que 
							causan temor a las gentes. 4Guardaos, 
							pues, de imitar a los extranjeros, de modo que os 
							amedrentéis y vengáis a concebir temor de ellos.
							5*Cuando 
							veáis, detrás y delante de ellos la turba que los 
							adora, decid en vuestro corazón: “Oh Señor, a Ti se 
							ha de adorar.” 6*Porque 
							mi Ángel estará con vosotros y Yo mismo tendré 
							cuidado de vuestras almas. 
							
							Impotencia ridícula de los ídolos
							
							
							7Pues 
							los (ídolos) tienen una lengua pulida por el 
							artífice, y aunque están dorados y plateados, son un 
							mero engaño e incapaces de hablar. 8Al 
							modo que se hace con una doncella, amiga de galas, 
							así toman el oro que recibieron, 9*y 
							aderezan coronas sobre las cabezas de sus dioses; y 
							sucede a veces que los sacerdotes roban a sus dioses 
							el oro y la plata y lo gastan para sí mismos. 
							10Aun dan de él a las rameras y adornan a las 
							meretrices, y de nuevo, después de recobrarlo de las 
							rameras engalanan a sus dioses. 11Mas 
							éstos no saben librarse del orín ni de la polilla.
							12Los revisten también de púrpura y les 
							limpian el rostro a causa del muchísimo polvo que 
							hay en sus templos. 13Uno tiene un cetro 
							en su mano, como el juez de un distrito, mas no 
							puede quitar la vida al que le ofende. 14Otro 
							tiene en su mano una espada, o un hacha; mas no se 
							puede librar a sí mismo de la guerra, ni de los 
							ladrones. Por donde se ve que no son dioses. 
							
							15No 
							los temáis. Porque los dioses de ellos son como una 
							vasija de un hombre; si se quiebra, para nada sirve.
							16Colocados en los templos, sus ojos se 
							cubren del polvo que levantan los pies de los que 
							entran. 17*Y 
							como es encerrado detrás de muchas puertas el que 
							ofendió al rey, y como se practica con uno que es 
							conducido a muerte, así los sacerdotes aseguran las 
							puertas con cerraduras y cerrojos, para que los 
							ladrones no despojen a los dioses. 18Enciéndenles 
							también lámparas, y en mayor número que para sí 
							mismos, pero ellos no pueden ver ninguna de ellas, 
							porque son como las vigas del templo. 19*Dicen 
							que las sierpes que salen de la tierra, les lamen el 
							interior, cuando se los comen juntamente con sus 
							vestiduras sin que ellos mismos lo sientan. 20Sus 
							caras se vuelven negras por el humo que hay en el 
							templo. 21Sobre su cuerpo y sobre su 
							cabeza vuelan lechuzas, golondrinas,
							y otras aves, y también los gatos andan sobre ellos. 22Por 
							donde podéis conocer que no son dioses; y por lo 
							mismo, no los temáis. 
							
							23El 
							oro que tienen es para bien parecer; pero si alguno 
							no los limpia del orín, ya no brillan. Ni aun cuando 
							fueron fundidos, lo sintieron. 24Y a 
							pesar de que no hay en ellos espíritu alguno, fueron 
							comprados a sumo precio. 25Llevados son 
							en hombros, como que no tienen pies; mostrando así a 
							los hombres su vergüenza. Avergonzados sean también 
							aquellos que los adoran. 26*Si 
							caen en tierra no pueden levantarse por sí mismos; 
							ni por sí mismos pueden ponerse en movimiento si 
							alguno los pone en pie; y como a los muertos, así 
							les son presentadas ofrendas. 27*Estas 
							ofrendas las venden y malgastan los sacerdotes, y 
							también sus mujeres conservan una parte para sí; no 
							dan nada de ello al pobre ni al desvalido. 28Tocan 
							los sacrificios de ellos las mujeres parturientas y 
							las menstruantes. Conociendo, pues, por esto que no 
							son dioses, no los temáis. 
							
							29Mas, 
							¿cómo es que los llaman dioses? Es porque las 
							mujeres presentan dones a estos dioses de plata, de 
							oro y de madera; 30*y 
							los sacerdotes están sentados en las casas de ellos, 
							rasgadas sus túnicas, rapadas la cabeza y la barba y 
							teniendo descubierta la cabeza; 31y rugen 
							dando gritos delante de sus dioses, como en un 
							banquete fúnebre: 32Los sacerdotes les 
							quitan parte de sus vestidos, para vestir a sus 
							mujeres y a sus hijos. 33*Hágaseles 
							mal, o hágaseles bien, no pueden retribuirlo. No 
							pueden poner rey, ni quitarlo. 34Y 
							asimismo no pueden dar riquezas, ni una pieza de 
							cobre. Si alguno les hace un voto, y no lo cumple, 
							ni de esto se quejan. 35No pueden librar 
							a un hombre de la muerte, ni amparar al débil contra 
							el poderoso. 36No restituyen la vista a 
							ningún ciego, ni libran a nadie de la necesidad.
							37No se compadecen de la viuda, ni son 
							bienhechores de los huérfanos. 38Semejantes 
							a las piedras del monte son esos sus dioses de 
							madera y piedra, dorados y plateados. Confundidos 
							serán sus adoradores. 39¿Cómo es posible 
							creer y decir que son dioses? 
							
							40*Aun 
							los mismos caldeos los deshonran. Pues al ver que 
							uno no puede hablar porque es mudo, le presentan a 
							Bel, rogándole que le haga hablar; 41como 
							si (Bel) pudiera entenderlos. Y ellos mismos, 
							cuando se dan cuenta de su error, los abandonan, 
							porque sus dioses no tienen conocimiento. 42*Las 
							mujeres, ceñidas de cordones, se sientan en los 
							caminos, quemando carozos de aceitunas, 43y 
							si una de ellas, atraída por algún transeúnte, 
							duerme con él, zahiere a su compañera de que ésa no 
							fue apreciada como ella, ni roto su cordón. 44Todas 
							las cosas que se hacen con ellos, no son más que 
							embuste. ¿Cómo es posible creer y decir que son 
							dioses? 
							
							45*Han 
							sido fabricados por artífices y orfebres. No serán 
							otra cosa que lo que quieran los sacerdotes que 
							sean. 46Aun los mismos artífices de los 
							ídolos no son longevos. ¿Podrán serlo aquellas cosas 
							que ellos fabrican? 47Superchería y 
							oprobio es lo que dejan a los venideros. 48Porque 
							si sobreviene alguna guerra o desastre, los 
							sacerdotes deliberan consigo dónde guarecerse con 
							ellos. 49¿Cómo puede creerse que son 
							dioses aquellos que no pueden librarse de la guerra, 
							ni salvarse de las calamidades? 
							
							50*Mas 
							un día se conocerá que ellos siendo cosa de madera, 
							dorados y plateados, no son sino un embuste. Todas 
							las naciones y todos los reyes verán claramente que 
							no son dioses, sino obras de la mano de los hombres, 
							y que no hay en ellos nada divino. 51Pero, 
							¿de dónde se conoce que no son dioses, sino obra de 
							manos de hombres y que en ellos no hay nada divino?
							52Porque ellos no ponen rey en ningún 
							país, ni dan lluvia a los hombres. 53No 
							pueden decidir las causas, ni librar de opresión a 
							región alguna, impotentes como son. Son como 
							cornejas entre el cielo y la tierra. 54Porque 
							cuando se prende fuego en el templo de esos dioses 
							de madera, dorados y plateados, sus sacerdotes 
							ciertamente echan a huir, y se ponen en salvo; pero 
							ellos se queman en el templo, lo mismo que las 
							vigas. 55Ni a un rey ni a los enemigos 
							hacen resistencia. ¿Cómo creer o admitir que son 
							dioses? 
							
							56No 
							se libran de ladrones, ni de salteadores, esos 
							dioses de madera y piedra, plateados y dorados; 
							porque aquéllos pueden más que ellos; 57y 
							les quitan el oro y la plata, y el vestido de que 
							están cubiertos, y se marchan, sin que (esos 
							dioses) puedan valerse por sí mismos. 58Por 
							manera que un rey; que muestra su poder, o cualquier 
							objeto útil en una casa, del cual se precia el 
							dueño, o la puerta de la casa que guarda lo que hay 
							dentro de ella, valen más que esos falsos dioses.
							59*El 
							sol, la luna y las estrellas, que alumbran y están 
							puestos para sernos provechosos, obedecen a Dios.
							60Asimismo el relámpago se hace ver bien 
							cuando aparece, y el viento sopla por todas las 
							regiones. 61Iigualmente las nubes, cuando 
							Dios les manda pasar por sobre la tierra, ejecutan 
							lo mandado; 62*y 
							el fuego enviado de arriba para abrasar los montes y 
							los bosques, cumple lo que se le ha ordenado. Mas 
							estos (ídolos), ni en la belleza, ni en la 
							fuerza son comparables a ninguna de esas cosas. 
							63Por eso no debe creerse ni decirse que sean 
							dioses, cuando no pueden hacer justicia, ni hacer 
							cosa alguna a los hombres. 
							
							64Sabiendo 
							que no son dioses, no los temáis. 65Pues 
							no pueden maldecir a los reyes ni bendecirlos; 
							66tampoco muestran a los pueblos señales en el 
							cielo, ni lucen como el sol, ni alumbran como la 
							luna. 67Más que ellos valen las bestias, 
							porque huyendo pueden refugiarse bajo cubierto, y 
							valerse de sí mismas. 68De ninguna manera 
							son dioses, como es evidente; por tanto no los 
							temáis. 
							
							69Porque 
							así como no es buen guarda en el melonar un 
							espantajo, así son sus dioses de madera, dorados y 
							plateados. 70Como el arbusto de espinas 
							en un huerto, sobre el cual vienen a posar toda 
							suerte de pájaros, y como un muerto arrojado al 
							sepulcro tenebroso, así son estos dioses suyos de 
							madera, dorados y plateados. 71También 
							por la púrpura y escarlata que sobre ellos se 
							apolilla, se conocerá claramente que no son dioses. 
							Ellos mismos son al fin carcomidos y serán un 
							oprobio para el país. 72Mejor es, pues, 
							el varón justo, que no tiene ídolos; porque está 
							bien lejos de la ignominia.  
									
									
									
									
									* 
									1. Como prevención contra el contagio de la 
									idolatría, al cual tan propenso estaba 
									Israel. Dios formula en este capítulo el más 
									formidable sarcasmo contra la adoración de 
									las estatuas paganas. Si bien la Iglesia 
									permite y legitima el culto de las imágenes, 
									la lectura de este capítulo significa una 
									elocuente lección para que conservemos la 
									espiritualidad de ese culto, según las 
									palabras de Jesús que nos revelan el deseo 
									del Padre de ser adorado en espíritu y 
									verdad (Juan 4, 23».). Véase Éxodo 20, .4 y 
									nota; Deuteronomio 16, 22; Salmo 105, 19; 
									113 b, 4; Sabiduría 13, 11 ss. y notas. No 
									han de confundirse con esas imágenes las de 
									la Cruz y del divino Crucificado; pues el 
									mismo Jesús enseñó que este instrumento de 
									nuestra redención sería como la Serpiente de 
									bronce levantada por Moisés para que su 
									vista curase las mordeduras de la Serpiente, 
									en este caso figura del Tentador (Juan 3, 
									14; Números 21, 9). 
									
									
									
									
									* 
									2. 
									Siete generaciones: El destierro se 
									extenderá por espacio de 70 años, según 
									Jeremías 29, 10. El profeta quiere aquí 
									seguramente expresar la misma idea. “En el 
									Oriente es común computar la generación en 
									diez años, por ser ésta la edad núbil” 
									(Jünemann). 
									
									
									
									
									* 
									5. No olvidemos esta jaculatoria enseñada 
									por el mismo Dios, hoy que tanto se alaba a 
									los hombres. Véase Salmo 148, 13 y nota. 
									
									
									
									
									* 
									6. Dios toma aquí la palabra para confirmar 
									lo que iba diciendo al profeta.
									Mi 
									Ángel: Véase Éxodo 23, 20s.; 32, 34; 33, 
									2. 
									
									
									
									
									* 
									9. Véase a este respecto el episodio de los 
									sacerdotes de Bel (Daniel 14). También en 
									Israel había malos manejos de los fondos del 
									Templo, por lo cual el rey Joás quitó a los 
									sacerdotes la administración de esos dineros 
									y la puso en manos de otros (IV Reyes 12, 
									1-16), lo cual tuvo que repetir el rey 
									Josías, uno de los dos únicos que la Biblia 
									elogia como santos después de David 
									(Eclesiástico 49, 1 ss.). Véase IV Reyes 22, 
									3 ss. 
									
									
									
									
									* 
									17. Se burla aquí el profeta de los ídolos 
									cubiertos de alhajas y exvotos que tientan a 
									los ladrones. 
									
									
									
									
									* 
									19. 
									Las sierpes. No las serpientes en 
									sentido propio, sino los reptiles e insectos 
									en general, probablemente la carcoma que 
									destruye poco a poco el interior de las 
									estatuas de madera. 
									
									
									
									
									* 
									26. Véase como ejemplos I Reyes 5, 3 ss.; 
									Daniel 14, 2 ss. Para entender el lenguaje 
									de este capítulo hay que tener presente que 
									es una sátira. “Como es de estilo en la 
									sátira, el autor acentúa los rasgos 
									ridículos, atribuyendo a los gentiles el 
									sentir común de la gente ruda, y en lo que 
									tal vez incurrían los mismos hebreos cuando 
									se dejaban arrastrar a la idolatría” 
									(Nácar-Colunga). Para el profeta se trataba 
									de dar a sus compatriotas una lección 
									popular y fácilmente comprensible sobre el 
									primer mandamiento del Decálogo. “No te 
									fabricarás escultura ni imagen alguna de lo 
									que existe arriba en el cielo, o abajo en la 
									tierra, o por bajo de la tierra en las 
									aguas. No te postrarás ante ellas ni les 
									darás culto” (Éxodo 20, 4 s.). 
									
									
									
									
									* 
									27. Ya desde el Antiguo Testamento vemos que 
									Dios asocia la idea de los pobres con la del 
									culto, a fin de que ellos sean beneficiarios 
									de las limosnas dadas a los templos. Véase 
									II Macabeos 3, 40 y nota, y la costumbre 
									primitiva cristiana de repartir las ofrendas 
									del altar entre el sacerdote, los pobres y 
									las necesidades del culto. La misma idea, 
									auténticamente cristiana, se expresa en la 
									conducta de San Agustín, San Ambrosio y 
									otros santos obispos que en tiempos de 
									carestía vendían los vasos sagrados de la 
									Iglesia para ayudar a los pobres. 
									
									
									
									
									* 
									30. Costumbres de luto, que estaban 
									prohibidas a los sacerdotes israelitas 
									(Levítico 19, 27 s.; 21, 5; Deuteronomio 14, 
									1). 
									
									
									
									
									* 
									33. De aquí el antiguo dicho que se ha 
									popularizado: Ni quito ni pongo rey. Cf. v. 
									52. 
									
									
									
									
									*
									40. 
									Desprecian a sus dioses pidiéndoles favores 
									que saben que ésos no pueden otorgar. Es 
									decir, que semejante oración, falta de fe, 
									es un escarnio como el que Jesús señala en 
									aquellos que alaban ruidosamente a Dios con 
									los labios, mientras su corazón está lejos 
									de Él (Mateo 15, 8; Isaías 29, 13). 
									
									
									
									
									*
									42 
									s. Se refiere a la prostitución cultual de 
									las mujeres babilónicas. 
									
									
									
									
									*
									45. 
									La impía frase de Voltaire de que no es Dios 
									quien ha hecho al hombre sino el hombre 
									quien se inventó un Dios, tiene aquí una 
									aplicación literal en la segunda parte del 
									versículo. También San Agustín dice que es 
									un falso Cristo aquel que nos forjamos en 
									nuestra mente cuando no conocemos su 
									verdadera fisonomía revelada en el 
									Evangelio. 
									
									
									
									
									*
									50. 
									Notable observación en la boca de Dios. Él 
									es también el autor del orden temporal, y 
									los objetos materiales pueden honrarlo, lo 
									mismo que nuestras ocupaciones cotidianas, 
									siempre que todo lo hagamos para su gloria 
									(Colosenses 3, 17). 
									
									
									
									
									* 
									59. 
									Para sernos provechosas; es decir, hasta 
									las cosas inanimadas son provechosas a los 
									hombres, porque obedecen a Dios que las ha 
									creado para ese fin. Sólo los ídolos son 
									inútiles, son la basura del mundo. 
									
									
									
									
									* 
									62. Todo esto concuerda con lo expresado en 
									Sabiduría 13, 6, según lo cual es menos 
									reprensible adorar a los astros de Dios que 
									a la obra de nuestras manos. Véase allí la 
									nota. 
 
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