Iglesia Remanente

Salmo 125

       

1 2 3 4 5 6 7
8 9 10 11 12 13 14
15 16 17 18 19 20 21
22 23 24 25 26 27 28
29 30 31 32 33 34 35
36 37 38 39 40 41 42
43 44 45 46 47 48 49
50 51 52 53 54 55 56
57 58 59 60 61 62 63
64 65 66 67 68 69 70
71 72 73 74 75 76 77
78 79 80 81 82 83 84
85 86 87 88 89 90 91
92 93 94 95 96 97 98
99 100 101 102 103 104 105
106 107 108 109 110 111 112
113 114 115 116 117 118 * 119
120 121 122 123 124 125 126
127 128 129 130 131 132 133
134 135 136 137 138 139 140
141 142 143 144 145 146 147
148 149 150        

* (Alef 1-8) (Bet 9-16) (Guimel 17-24) (Dalet 25-32) (He 33-40) (Vau 41-48) (Zain 49-56) (Het 57-64) (Tet 65-72) (Yod 73-80) (Caf 81-88) (Lamed 89-96) (Mem 97-104) (Nun 105-112) (Samec 113-120) (Ayin 121-128) (Pe 129-136) (Sade 137-144) (Qof 145-152) (Resch 153-160) (Sin 161-168) (Tau 169-176)

 

Salmo 125 (126)

Oración por la plena restauración del pueblo

1*Cántico gradual.

Cuando Yahvé trajo de nuevo

a los cautivos de Sión,

fue para nosotros como un sueño.

2*Se llenó nuestra boca de risas,

y nuestra lengua de exultación.

Entonces dijeron entre los gentiles:

“Es grande lo que Yahvé ha hecho por ellos.”

 

3*Sí, Yahvé ha obrado con magnificencia

en favor nuestro;

por eso nos llenamos de gozo.

4*Oh Yahvé, cambia nuestro destino

como los torrentes en el Négueb.

 

5Los que siembran con lágrimas

segaran con júbilo.

6*Yendo, iban llorosos,

llevando la semilla para la siembra;

volviendo, vendrán con exultación,

trayendo sus gavillas.



* 1. El sentido mesiánico de este Salmo fue reconocido por los expositores antiguos y por los mismos rabinos. “La segunda estrofa —dice Calès—, es, en toda hipótesis, estricta y directamente mesiánica. La primera lo es al menos típicamente; pues la restauración después de Babilonia era la figura y como el preludio de la gran restauración de la nueva alianza” (cf. Jeremías 31, 31 ss., citado por Hebreos 8, 8 ss., Isaías 59, 20, citado por Romanos 11, 26). El mismo autor y muchos otros hacen notar que en la exégesis más moderna prima la opinión de que también la primera estrofa es profética, debiendo ponerse los verbos en futuro (como en parte lo hace la Vulgata), o verse en ellos un pasado profético según las palabras de San Agustín: “Las cosas futuras son delante de Dios como si fuesen pasadas.” Esta última opinión parece acordarse más con el contexto (cf. versículo 2; Salmo 84, 3 y notas). Como un sueño: Cf. Génesis 45, 26; Hechos 12, 9. Es decir, que como sucedió a Saulo (Hechos 9, 18), caerá el velo que cubre sus ojos (II Corintios 3, 14 s.; Hechos 5, 11; Romanos 11, 25 s.). Véase Salmo 24, 3 y nota.

* 2. El nuevo Salterio Romano recuerda a este respecto que cuando los judíos volvieron del exilio babilónico sus condiciones eran aún “harto tristes y duras” y cita al respecto Esdras 3-6; Ageo 1, 6-11; 2, 4 y 15-17. Dijeron: Según los LXX: dirían, y según la Vulgata: dirán. Así también vierten muchos modernos, concordando con Salmo 101, 16 s., etc. En la vuelta de Babilonia vemos que la actitud de los gentiles fue todo lo contrario (cf. Nehemías 4, 2 ss.), y que sólo volvieron dos de las doce tribus (cf. Esdras 1, 2; Jeremías 30, 3 y notas). El verdadero significado de este anuncio hecho a los hebreos “es la vuelta de todo Israel a la verdadera libertad y a la luz del Evangelio, de la cual el profeta ve tales seguridades, que la mira como ya presente” (Ed. Babuty). La frecuencia con que se nos recuerda este misterio en la oración litúrgica debe hacernos meditar cuan ligado está él, para todas las naciones, con el triunfo de Jesucristo.

* 3. Son exactamente los sentimientos que manifiesta la Virgen en Lucas 1, 46 s. y también en los versículos 54 s., que mencionan este misterio.

* 4. Cambia nuestro destino: o sea nuestra suerte. Otros: Has volver a nuestros cautivos. En ambos casos se alude a la instauración del Reino mesiánico. Cf. Salmo 13, 7. Como los torrentes en el Négueb: Los arroyos en esa parte meridional de Palestina, que es la más árida, estaban secos en verano y se llenaban de golpe en la época de las lluvias. La cosecha dependía de las aguas que estos torrentes llevaban durante pocos días. De ahí la elocuencia de la figura que usa el salmista (cf. Salmo 142, 6). Isaías 60, 22 también habla de una transformación hecha súbitamente, lo que explica por qué les parecerá un sueño (versículo 1).

* 6. Como observa Calès, se pide aquí “la prosperidad mesiánica y la reunión completa de los dispersos, conforme a las promesas de los profetas”. Así también fue siembra la predicación del Evangelio (Lucas 8, 11) que Israel rechazó, con gran dolor y llanto de los apóstoles (Romanos 9, 2 ss.; Hechos 13, 46; Mateo 10, 6; Lucas 24, 47). Pero este llanto será consolado (Jeremías 31, 16 ss.), y otros recogerán lo que ellos sembraron, así corno ellos cosecharon con gozo, en los israelitas que fueron fieles, lo que habían sembrado con lágrimas los profetas. Este Salmo nos ayuda así a entender las misteriosas palabras de Jesús en Juan 4, 34-38, y nos enseña una vez más que el trabajo apostólico por excelencia es hacer conocer el Evangelio (cf. Mateo capítulo 13; Hechos 6, 2; 8, 35 y nota; I Corintios 1, 17; I Timoteo 5, 17); que en ello hemos de renunciar a ver el fruto inmediato, y aun ser perseguidos, pero que ese fruto es el más seguro y el más precioso de todos (Mateo 5, 19; Lucas 22, 29 s.; I Corintios 12, 28; Daniel 12, 3, etc.). La triste actitud de los sembradores contrasta con la prontitud gozosa de los que siegan. “¡Qué dicha, cuando seamos restablecidos en nuestra patria, tornada a la prosperidad” (Desnoyers).