Jeremías |
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I.
Vaticinios contra Judá y Jerusalén
Ingratitud de Israel
1*Me
llegó la palabra de Yahvé, que dijo:
2*
“Anda y grita a los oídos de Jerusalén, diciendo:
Así
dice Yahvé:
Me
acuerdo de la piedad de tu juventud,
del
amor de tus desposorios,
y
cómo me seguiste por el desierto,
en
una tierra donde no se siembra.
3*Israel
es cosa santa para Yahvé,
primicias de sus frutos;
cuantos le devoran se hacen culpables;
vendrá sobre ellos el mal
—oráculo de Yahvé.
4Escucha
la palabra de Yahvé,
oh
casa de Jacob,
y
todas las familias de la casa de Israel.
5*Así
dice Yahvé:
¿Qué tacha hallaron en Mí vuestros padres,
para alejarse de Mí, e irse tras la vanidad,
haciéndose vanos ellos mismos?
6No
decían: “¿Dónde está Yahvé,
el
que nos sacó del país de Egipto,
el
que nos condujo por el desierto,
por
una tierra yerma y barrancosa,
tierra de sequía y de sombra de muerte,
tierra por donde nadie pasa
y
no vive hombre alguno?”
7*Yo
os introduje en una tierra fértil,
para que comierais sus frutos y sus riquezas;
pero vosotros, cuando entrasteis, contaminasteis mi tierra,
y
de mi heredad hicisteis una abominación.
8*Tampoco
los sacerdotes decían:
“¿Dónde está Yahvé?”
Los
que guardaban la Ley no me conocían;
los
pastores se rebelaron contra Mí,
los
profetas profetizaron por Baal,
y
se fueron tras los que de nada sirven.
9Por
eso litigaré aún con vosotros,
y
con los hijos de vuestros hijos, dice Yahvé.
10*Pasad
a las islas de Kitim, y ved,
enviad (mensajeros) a Cedar, e informaos bien,
y
ved si jamás ha acontecido cosa como ésta.
11¿Acaso
nación alguna ha cambiado de dios?
—y
ni siquiera son dioses aquéllos—
pero mi pueblo ha trocado su Gloria
por
lo que de nada sirve.
12Pasmaos,
oh cielos, de esto,
horrorizaos
y
quedaos atónitos en extremo, dice Yahvé.
13*Porque
dos maldades ha cometido mi pueblo:
Me
han abandonado a Mí,
fuente de aguas vivas,
para excavarse cisternas,
cisternas rotas, que no pueden retener el agua.
14*¿Es
acaso siervo Israel? ¿O vernáculo?
¿Cómo, pues, ha venido a ser presa?
15Rugieron
contra él los leoncillos,
y
dieron sus bramidos,
y
convirtieron su tierra en un desierto;
sus
ciudades han sido quemadas
y
quedan sin habitantes.
16*Los
hijos de Menfis y de Tafnis
trasquilan tu cabeza.
17
¿No
te has acarreado esto
por
dejar a Yahvé tú Dios,
al
tiempo que Él te guiaba por el camino?
18*Y
ahora, ¿por qué vas a Egipto
para beber el agua turbia?
¿Y
por qué vas a Asiria
para beber las aguas del Río?
19*Tu
misma maldad te condenará,
y
tú misma apostasía te va a castigar,
para que sepas y veas cuan malo y amargo te es
el
haber abandonado a Yahvé tu Dios,
y
haber perdido mi temor,
dice el Señor Yahvé de los ejércitos.
El
culto de Baal
20*Ya
desde tiempo muy antiguo
quebraste tu yugo, rompiste tus coyundas,
y
dijiste: “No quiero servir.”
Porque sobre todo collado elevado,
y
bajo todo árbol frondoso
te
acostaste como ramera.
21Y
Yo te había plantado cual vid selecta,
toda de buena semilla.
¿Cómo, pues, has degenerado
(convirtiéndote en)
vid
ajena?
22Por
más que te laves con nitro,
y
por mucha lejía que emplees,
tu
iniquidad queda grabada delante de Mí
—oráculo de Yahvé el Señor.
23*¿Cómo
puedes decir: “No estoy contaminada,
no
he ido en pos de los Baales?”
Mira tus caminos en aquel valle,
reconoce lo que has hecho,
dromedaria liviana que corre de un lado a otro,
24*asna
salvaje, acostumbrada al desierto,
que
en el ardor de su pasión olfatea el viento;
¿quién podrá contener el celo de ella?
Ninguno de los que la buscan necesita fatigarse;
en
el mes de su (celo) la hallará.
25Guarda
tu pie de la desnudez,
y
tu garganta de la sed;
pero tú dices: “Es inútil,
pues amo a los extraños,
y
tras ellos me voy.”
Consecuencias de la apostasía
26Como
queda avergonzado el ladrón sorprendido,
así
quedarán avergonzados
los
de la casa de Israel,
ellos, sus reyes, sus príncipes,
sus
sacerdotes y sus profetas;
27*que
dicen al leño: “Tú eres mi padre”,
y a
la piedra: “Tú me has dado a luz.”
Me
han vuelto las espaldas y no la cara;
mas
cuando les toca la calamidad, dicen:
“Levántate y sálvanos.”
28
¿Dónde están tus dioses, los que te has hecho?
¡Que se alcen, si te pueden salvar en el tiempo de tu
calamidad!
Tus
dioses, oh Judá,
son
tan numerosos como tus ciudades.
29¿Por
qué entráis conmigo en juicio?
Todos os habéis rebelado contra Mí,
—oráculo de Yahvé.
30En
vano he castigado a vuestros hijos;
ellos no hicieron caso de la corrección;
vuestra espada ha devorado a vuestros profetas
como león que destroza.
31*
¡Así es vuestra raza! Considerad ahora la palabra de Yahvé.
¿Por ventura he sido Yo un desierto para Israel,
o
una tierra de densas tinieblas?
¿Por qué, pues, ha dicho mi pueblo:
“Libres somos, no volveremos más a Ti”?
32
¿Se
olvida acaso una doncella de sus atavíos
o
una novia de su ceñidor?
pero mi pueblo se ha olvidado de Mí
desde días sin cuento.
33¡Qué
bien sabes tú disponer
tus
caminos para buscar amor!
Por
esto has acostumbrado tu conducta
a
las maldades.
34En
la orla de tu (vestido) se halla
la
sangre de la vida de pobres e inocentes;
no
los sorprendiste en conato de robo,
(los mataste)
por
cualquier otro motivo.
35*Y
con todo dices: “Soy inocente,
ciertamente su ira se ha apartado de mí.”
Mira, Yo voy a entrar en juicio contigo,
por cuanto dices: “No he pecado.”
36*¿Por
qué corres de uno a otro, cambiando tus caminos?
Serás burlado de Egipto,
como lo fuiste ya de Asiria.
37*También
de allí volverás
con las manos sobre tu cabeza;
pues Yahvé ha rechazado tus apoyos,
y no tendrás suerte con ellos.
*
1. Este
primer vaticinio de Jeremías se dirige a Judá y
contiene tres ideas principales: 1ª, el profeta
recuerda a Israel los días felices de la liberación;
2ª, Dios les hace reproches por haberse olvidado de
Él; 3ª, los acusa de haber elegido a otros dioses,
impotentes ídolos. Estas ideas, generales van
desarrollándose en los capítulos que siguen.
*
2.
Comparación muy frecuente en la Sagrada Escritura:
Israel es la esposa del Señor, por lo cual la
apostasía se describe con preferencia bajo la imagen
de fornicación (3, 1 ss.; Deuteronomio 32, 21;
Ezequiel 16, 15; Oseas 2, 2 ss.; Santiago 4, 4 s.,
etc.). La juventud de Israel es su estadía en
Egipto y en el desierto. Con gran delicadeza alude
Dios a este pobre origen, que fue el del pueblo
israelita todo entero, cuyos fundadores, los doce
hijos de Jacob, eran “poquísimos y peregrinos en esa
región” (Salmo 104, 12 s. y nota), ya que, como lo
hace notar San Ireneo, en lugar de gozarse de las
promesas hechas por Dios a Abrahán y a sus
descendientes, pasaron extremas penurias (Génesis
42, 1 ss.), debiendo recurrir a Egipto hasta que
“fue Jacob a vivir como peregrino en la tierra de
Cam” (Salmo 104, 23). Y poco después, pasada la
dinastía semítica de los hyksos, favorable a José
(Éxodo 1, 8 ss.; Hechos de los Apóstoles 7, 18),
empezó una constante persecución y miseria para el
pueblo hebreo a medida que se multiplicaba en
Egipto, y así fue por largos años, al menos 250. Tal
era, pues, la ínfima situación de Israel cuando Dios
resolvió salvar a su pueblo escogiendo a Moisés
(Éxodo 3, 7 ss.), figura de Cristo en cuanto
libertador (Isaías 61, 1 = Lucas 4, 18) y también en
cuanto fue originariamente rechazado por su pueblo
(cf. Hechos de los Apóstoles 7, 36 ss. y nota).
*
3. Cosa
santa para Yahvé: Cf. Éxodo 4, 22; 19, 5 s. y
notas. Siendo Israel la nación teocrática, pertenece
por entero a Yahvé, así como son de Él todas las
primicias de los frutos (cf. Levítico 23, 10; Oseas
9, 10). Quien toma las primicias para comerlas
comete un sacrilegio (cf. Levítico 22, 10 y 16). De
la misma manera, el que ataca al pueblo escogido, se
levanta contra Dios será castigado por Él mismo.
*
5.
Vanidad y vanos son sinónimos de
idolatría e ídolos. Como el siervo anda tras su
señor, así Israel anda tras los falsos dioses.
*
7. La
profanación del país, que era heredad de Dios, y no
propiedad de Israel, consiste en el culto de dioses
ajenos que eran tratados como si fuesen los señores
de la tierra de Dios. Véase Salmo 77, 58 ss. “Así
también nosotros, cada vez que pecamos, destruimos
el templo de Dios e injuriamos al que habita en
nosotros” (San Agustín). En vez de tierra fértil
dice San Jerónimo, según su costumbre,
Carmelo, porque en hebreo una misma palabra
significa tierra fértil y Carmelo.
*
8. Hasta
muchos sacerdotes y profetas, que de un modo
ejemplar deberían servir a Dios, se han plegado a
Baal el dios de los cananeos. Véase Ezequiel 22, 25
s.
*
10 s.
Kitim (nombre antiguo de Chipre) y Cedar
(parte septentrional del desierto de Arabia) son
representantes de los gentiles. ¿No os da vergüenza
al ver que estos paganos no cambian sus dioses, y
que tributan a sus ídolos mayor reverencia que
vosotros al Dios vuestro, que es el Señor del cielo
y de la tierra? Su Gloria (versículo 11):
Gloria (en hebreo:
Cabod): se usa como nombre de Dios.
*
13. Los
ídolos son como pozos que no contienen agua. Son
vanos y vanidad (versículo 5), ni pueden dar auxilio
a nadie. Es la misma queja que profiere Jesús en
Juan 5, 40. Él también, hablando con la samaritana,
se compara a un manantial de aguas vivas (Juan 4, 13
s.; 7, 38).
*
14. Israel
no es esclavo, sino el pueblo de Dios, pero por sus
vicios ha llegado a ser presa de otras naciones, los
asirios y babilonios. Véase Salmo 77, 61 ss.
Vernáculo se llamaba el esclavo nacido en la
casa de su amo.
*
16. Las
ciudades de Menfis y Tafnis
representan a Egipto, que era uno de los opresores
que humillaban a Israel. Trasquilan
tu cabeza; en señal de tu esclavitud. La Vulgata vierte: te
estupraron hasta la coronilla de la cabeza.
*
18. El
agua turbia designa el Nilo (en hebreo:
Schijor). Las aguas del Río: el Éufrates.
Alusión a la alianza de los reyes de Judá con Egipto
y con Asiria. Ni el uno ni el otro podrá salvar al
pueblo que se ha olvidado de su Dios. Véase Isaías
30, 2.
*
19.
Abandonar a Dios es una cosa amarga. Es ésta una
verdad tan profunda, que el mundo no puede
comprenderla. Y sin embargo, los goces mundanos no
son más que una gota de miel que se convierte en un
mar de amarguras. Lo vemos por lo que sucede al que
se entrega a un vicio, a la intemperancia, a la
vanidad, a los deseos de la carne o a cualquier otro
goce desmedido. Vista con los ojos de la fe, la
alegría del mundo es, en muchos casos, una comedia
que termina en una tragedia, la tragedia más triste
que pensar se pueda, la muerte. El Catecismo Romano
(IV, 14, 9) cita este pasaje para enseñarnos que,
por los pecados mismos, aprendamos a dolemos de
ellos, y para exhortarnos a mirar bien los males que
se siguen del pecado.
*
20. Tu
yugo, que en realidad es un “yugo suave”, como
enseña Jesús en Mateo 11, 30, mas Israel es una
ramera porque ha roto la fidelidad al Señor, su
Esposo (versículo 2 y nota). No quiero servir:
El pecado es rebeldía contra Dios; el pecador
declara la guerra al mismo Señor, desnuda su espada,
tiende su arco y lanza sus flechas contra el
Omnipotente. “El pecador mata a Dios, cuando menos,
con su deseo” (San Juan Crisóstomo). Véase 6, 16;
Lucas 19, 17 y 24.
*
23. Aquel
valle: el valle de Hinnom, donde se quemaban los
niños en el culto cruel de Moloc (IV Reyes 23, 10;
II Paralipómenos 28, 3; 33, 6; etc.). El nombre del
valle, en hebreo Ge Hinnom, sirve en el Nuevo
Testamento para designar al infierno (gehenna).
Véase Mateo 5, 22; Marcos 9, 43.
*
24 s.
Metáforas de crudo y elocuente realismo, muy propias
para mostrarnos cómo Dios ve el fuego de la pasión.
San Juan de la Cruz anota: “Como comúnmente dicen,
el apetito es como el fuego, que echándole leña
crece; y luego que la consume, por fuerza ha de
desfallecer. Y aun el apetito es de peor condición
en esta parte; porque el fuego, acabándosele la
leña, decrece, mas el apetito no decrece en aquello
que se aumentó cuando se puso por obra, aunque se
acaba la materia, sino que en lugar de decrecer,
como el fuego cuando se le acaba la suya, él
desfallece en fatiga, porque quedó crecida el hambre
y disminuido el manjar” (Subida del Monte Carmelo,
I, 6). Es inútil (versículo 25): Así habla
Israel, la viña selecta (versículo 21) después de
haberse corrompido. Es el terrible destino de las
almas indiferentes, peor que el de las frías
(Apocalipsis 3, 15); destino peor que el de las
corrompidas Sodoma y Gomorra (16, 48 ss.; Lucas 10,
12); peor que el de las paganas Tiro y Sidón (Lucas
10, 14); peor que el de los publicanos y las rameras
(Mateo 21, 31). Es el destino inmensamente trágico
de los privilegiados, de aquellos a quienes mucho se
les dio y por tanto se les pedirá mucho (Lucas 12,
48), no para que sean héroes a lo humano, sino al
contrario, para que sean pequeños (Mateo 18, 1 ss.;
Lucas 1, 49 y nota) y fieles a Dios. Pensemos que,
según esta maravillosa doctrina, no es difícil que
el refinado intelectual o gran señor sea humilde de
corazón delante de Dios, tanto o más que el más
modesto servidor, considerando, con santa envidia,
que a éste, para cumplir, le basta con su simple
labor común, en tanto que los dirigentes responden
por los demás (véase 9, 6; cf. Eclesiástico 3, 20;
7, 4; 31, 8 y notas). La Virgen María tenía
conciencia de haber recibido más que nadie (Lucas 1,
49) y a pesar de eso, o mejor, gracias a eso, tenía
más que nadie conciencia de ser simple “ancilla
Domini” (Lucas 1, 48). Como paralelo de este pasaje
véase el capítulo 16 de Ezequiel.
*
27. Leño
y piedra: ¡considerados como dioses y
llamados con el dulce nombre de Padre! Es el colmo
de la locura, la renegación más detestable de la
filiación divina.
*
31. Dios dio
a su pueblo una tierra fértil (cf. versículo 7 y
nota) y lo colmó de beneficios materiales. Tanto más
debía éste mostrarle gratitud y obediencia, porque
Dios no se mostraba para Israel como un simple
dominador, sino como su dicha y su presea, según
vemos en el versículo 32.
*
35. Antes
decían: no quiero servir (versículo 20), y
ahora repiten a coro: soy inocente... no
he pecado.
Lo
mismo que hoy. “Para que nuestra confesión de haber
pecado sea sincera, tenemos que reconocer nuestra
culpa, de lo contrario nos asemejamos a aquellos
que, encontrándolo muy natural, hasta se jactan de
haber ofendido a Dios, de haber violado Su ley. Y es
lo que cuesta: reconocer su propia culpa. La negamos
instintivamente por nuestro innato orgullo, pues nos
humilla el vernos débiles, llenos de defectos,
dominados por pasiones. Si ya no nos podemos hacer
mejores, entonces echamos la culpa al ambiente, a la
debilidad física, a nuestro temperamento y así a
Dios mismo” (Elpis).
*
36. Serás
burlado de Egipto: El pueblo de Dios tenía que
permanecer inmune de alianzas con otras naciones,
porque toda alianza política era un acto de
desconfianza hacia Yahvé, una apostasía religiosa.
“Esta última era evidentemente la tesis del
profetismo, que, como antes había sido enemigo de la
política de colaboración con Asiria, ahora, alegando
los desastres de aquélla, era enemigo de la
colaboración con Egipto” (Ricciotti, Historia de
Israel, número 522).
*
37. Con
las manos sobre la cabera: gesto con que se
expresa el dolor (II Reyes 13, 19). El Señor
frustrará los esfuerzos de todos aquellos en que has
puesto tu confianza.
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