Iglesia Remanente
Isaías 36


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VI. Suplemento histórico
La invasión de Senaquerib

1*El año catorce del rey Ezequías, subió Senaquerib, rey de Asiria, contra todas las ciudades fuertes de Judá, y se apoderó de ellas. 2Y envió el rey de Asiria a Rabsacés, con muchas tropas, desde Laquís a Jerusalén, al rey Ezequías. (Rabsacés) tomó posición junto al acueducto del estanque superior, en el camino del campo del Batanero. 3*Salieron a encontrarlo Eliaquim, hijo de Helcías, prefecto del palacio, Sobná secretario, y Joan, hijo de Asáf, canciller. 4Y les dijo Rabsacés: “Decid a Ezequías: Así dice el gran rey, el rey de Asiria: ¿Qué confianza es esa en que te apoyas? 5Yo digo que tu designio y tus esfuerzos en hacerme la guerra no son más que vanas palabras. ¿En quién confías para rebelarte contra mí? 6He aquí que cuentas con el apoyo de Egipto, esa caña cascada, que penetra y horada la mano del que se apoya en ella. Así es el Faraón, rey de Egipto, para cuantos en él confían. 7*Y si me decís: «Nosotros confiamos en Yahvé, Dios nuestro», ¿no es acaso ése el mismo cuyos lugares altos y altares ha destruido Ezequías, diciendo a Judá y a Jerusalén: «Ante este altar habéis de postraros»? 8Entiende con mi señor, el rey de Asiria, y yo te daré dos mil caballos, si tú puedes encontrar jinetes para ellos. 9¿Cómo vas tú a hacer frente a un solo jefe, aunque fuese de los menores servidores de mi señor? Pero tú pones tu confianza en Egipto a causa de los carros y de la caballería. 10Ahora, ¿he acaso subido yo sin Yahvé, contra esta tierra para destruirla? Es Yahvé mismo quien me ha dicho: ¡Sube contra esta tierra y destrúyela!”

11Entonces Eliaquim, Sobná y Joah dijeron a Rabsacés: “Habla, por favor, en arameo con tus siervos, pues lo entendemos, y no nos hables en judaico delante de esa gente que está sobre la muralla.”

Promesas de Rabsacés

12*Respondió Rabsacés: “¿Por ventura me ha enviado mi señor a decir estas cosas a tu señor y a ti, y no más bien a estos hombres, sentados sobre el muro para comerse con vosotros sus propios excrementos y a beberse sus propios orines?”

13Y se puso en pie Rabsacés y gritó a gran voz en lengua judaica, diciendo: “Oíd lo que dice el gran rey, el rey de Asiria. 14Así dice el rey: No os engañe Ezequías, pues no podrá libraros. 15Tampoco os haga confiar Ezequías en Yahvé, diciendo: Sin falta nos librara Yahvé; no será entregada esta ciudad en manos del rey de Asiria. 16No escuchéis a Ezequías; pues así dice el rey de Asiria: Haced paces conmigo, y venid a mí, y cada uno comerá de su vid y de su higuera, y cada uno beberá el agua de su cisterna, 17*hasta que yo venga y os lleve a una tierra parecida a la vuestra, tierra de trigo y de vino, tierra de pan y de viñas. 18Por eso, no os engañe Ezequías, diciendo: Yahvé nos librará. ¿Acaso los dioses de los pueblos han salvado su respectiva tierra de las manos del rey de Asiria? 19*¿Dónde están los dioses de Hamat y Arpad? ¿Dónde los dioses de Sefarvaim? ¿Acaso han librado a Samaría de mis manos? 20*¿Cuál de todos los dioses de estos países pudo salvar su tierra de mi mano? Mucho menos podrá Yahvé librar de mi mano a Jerusalén.”

21Ellos quedaron callados, y no le respondieron palabra, porque así lo había mandado el rey, diciendo: “No le respondáis.” 22Mas Eliaquim, hijo de Helcías, prefecto del palacio, Sobná secretario, y Joah, hijo de Asaf, canciller, rasgaron sus vestidos, y regresados a Ezequías le refirieron las palabras de Rabsacés.



* 1. Siguen algunos suplementos para ilustrar el ambiente histórico de los oráculos precedentes. Los capítulos 36 y 37 son relatos paralelos al IV Reyes 18, 13-19, 37; II Paralipómenos 32, 1 ss. Véase allí las notas respectivas.

* 3. Sobre estos personajes véase 22, 15 ss.

* 7. Rabsacés alude en sentido irónico a la reforma cultural del rey Ezequías que, al parecer del enviado del rey de Asiria, constituía una ofensa al dios nacional de Judá, el cual, según él creía, habitaba en los altos, y no en el Templo. Se ve por aquí que el culto de los altos estaba tan difundido entre los israelitas, que los paganos llegaban a mirarlo como el culto legítimo de Yahvé.

* 12. “Como se ve, es ya vieja la artimaña de los invasores de no reconocer a los gobiernos de los pueblos amenazados y la pretensión de tratar con el pueblo mismo, cuyos salvadores pretenden ser” (Nácar-Colunga).

* 17. Rabsacés promete al pueblo hambriento una tierra de trigo y vino; en realidad les anuncia la deportación. Para asimilar las nuevas provincias a su reino, los asirios deportaban a los pueblos sometidos trasladándolos a otras regiones de su imperio. Véase lo que hicieron con Samaría en IV Reyes 17, 24 ss.

* 19. El asirio confunde a Samaría con regiones paganas. Ignora que ella fue conquistada precisamente por ser infiel a su Dios, que era el verdadero (IV Reyes 17, 6 ss.). Es también una prueba de que las naciones son castigadas en este mundo, ya que no pueden serlo colectivamente en la eternidad. Véase 34, 5 y nota.

* 20. La respuesta de Dios a esta soberbia se ve en 37, 21-38.