Iglesia Remanente
Deuteronomio 30

 

1 2 3 4 5 6 7
8 9 10 11 12 13 14
15 16 17 18 19 20 21
22 23 24 25 26 27 28
29 30 31 32 33 34

 

Promesas para el pueblo penitente

1Cuando vengan sobre ti todas estas cosas, la bendición y la maldición, que he puesto ante tus ojos, y cuando las recapacites en tu corazón, en medio de todos los pueblos, entre los cuales te habrá arrojado Yahvé, tu Dios, 2y te vuelvas a Yahvé, tu Dios, escuchando su voz, conforme a todo lo que hoy te mando, tú y tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma, 3*entonces Yahvé, tu Dios, te hará volver del cautiverio, y se compadecerá de ti, y de nuevo te congregará de en medio de todos los pueblos, entre los cuales te habrá dispersado. 4Aun cuando tus dispersados estuviesen en las extremidades del cielo, de allí te recogerá Yahvé, tu Dios, y de allí te sacará; 5y te llevará Yahvé, tu Dios, al país que poseyeron tus padres; tú lo poseerás, y Él te hará bien y te multiplicará más que a tus padres. 6*Yahvé, tu Dios, circuncidará tu corazón y el corazón de tus descendientes, para que ames a Yahvé, Dios tuyo, con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que tengas vida. 7*Entonces Yahvé, tu Dios, arrojará todas estas maldiciones sobre tus enemigos y sobre los que te han odiado y perseguido. 8Tu, empero, volverás a obedecer la voz de Yahvé, y cumplirás todos sus mandamientos que hoy te ordeno. 9Y Yahvé, Dios tuyo, te dará bendiciones en todas las obras de tu mano, en el fruto de tu seno, en el fruto de tu ganado y en el fruto de tu tierra, para bien tuyo; porque Yahvé volverá a complacerse en ti, para bien tuyo, como se complacía en tus padres; 10con tal que obedezcas la voz de Yahvé, tu Dios, guardando sus mandamientos y sus leyes que están escritos en este libro de la Ley, y te conviertas a Yahvé, Dios tuyo, con todo tu corazón y con toda tu alma.

11*Esta Ley, que yo hoy te intimo, no es demasiado difícil para ti, ni se halla lejos. 12No está en el cielo, de suerte que puedas decir: ‘¿Quién subirá por nosotros al cielo para que nos la traiga y nos la enseñe, y nosotros la pongamos por obra?’ 13Ni está más allá del mar, para que digas: ‘¿Quién pasará por nosotros al otro lado del mar para que nos la traiga y nos la enseñe, y nosotros la pongamos por obra?’ 14sino que la palabra está muy cerca de ti, está en tu boca y en tu corazón, para que puedas cumplirla.”

Vida o muerte

15* “Mira qué hoy pongo ante ti la vida y el bien, la muerte y el mal; 16pues lo que hoy te mando, es que ames a Yahvé, tu Dios, andando en sus caminos, y guardando sus mandamientos, sus leyes y sus preceptos, para que vivas y te multipliques, y para que Yahvé, tu Dios, te bendiga en el país en cuya posesión has de entrar. 17Mas si tu corazón se aparta, de modo que no quieras escuchar, y si te dejas arrastrar a prosternarte ante otros dioses y darles culto, 18os declaro hoy que pereceréis sin remedio y que moraréis poco tiempo en la tierra a cuya conquista y posesión irás después de pasar el Jordán. 19Yo invoco hoy por testigos contra vosotros el cielo y la tierra, poniendo ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu posteridad, 20*amando a Yahvé, Dios tuyo, escuchando su voz y uniéndote a Él, porque Él es tu vida y la longitud de tus días, que vivirás en la tierra que Yahvé juró dar a tus padres: a Abrahán, a Isaac y a Jacob.”



* 3. Se cumplió esta profecía después del cautiverio de Babilonia y se cumplirá de nuevo en el regreso definitivo de Israel a Tierra Santa y en su conversión a Cristo. Véase 28, 68 nota. “Por muchos y graves que sean los castigos con que por sus pecados aflija Dios al pueblo, siempre acaba por prevalecer la misericordia y por cumplirse las divinas promesas en el resto de los salvados. Este concepto que después tanto desarrollan los profetas, está íntimamente ligado con el plan de la Redención por el Mesías” (Nácar Colunia).

* 6. Circuncidará tu corazón, es decir, te santificará. Ésta es una evidente y absoluta  promesa de la gracia del Salvador, dice San Agustín, porque Dios promete hacer lo que suele mandar que se haga. Cf. 10, 16; Génesis 17, 10 ss. y notas.

* 7. He aquí una condenación del antisemitismo corriente. En él pueden caer sólo los que ignoran la Biblia, en la cual se descubre a cada paso el amor de Dios hacia el pueblo escogido (Romanos 11, 28), que no ha caído para siempre (Romanos 11, 11) Cf. 28, 68.

* 11 ss. El cumplimiento de los mandamientos no es tan difícil, puesto que pueden ser entendidos y cumplidos por el hombre con la ayuda de la gracia. Si San Pedro (Hechos de los Apóstoles 15, 10) llama a la Ley un yugo que no podían soportar los padres, piensa en la Ley sin la gracia. Cf. Romanos 10, 5-10, donde se explica la maravilla que obra en nosotros la fe en Cristo, superior a la Ley Antigua. Véase Mateo 11, 30, donde Jesús declara que su yugo es excelente y su carga liviana.

* 15 ss. Nótese la claridad con que aquí se enseña la existencia del libre albedrío del hombre y, por ende, la responsabilidad que cada uno tiene de sus actos. Cf. versículo 19.

* 20. Porque Él es tu vida, etc.: ¡Que concepto tan admirable! Cuando Dios nos manda que nos apeguemos a Él, nos manda que seamos felices. “Los mandamientos que nos prohíben tantas cosas, se reducen a impedir que seamos infelices” (Scío).